sábado, 26 de noviembre de 2016

Hasta siempre Kalochori

Hoy es un día especial. Nunca me había sentido tan cerca de los refugiados, tan parte de ellos. Me han dado su amor, me han hecho sentir de la familia. Un kurdo más. Por un momento he tenido miedo también. Piel de gallina durante la visita a Softex. Sandra, que en los últimos días se ha convertido en protagonista inesperada de la aventura, puede dar fe de cómo se nos ha estremecido todo el cuerpo cuando un caza militar ha pasado a ras del campamento. Es un día triste, aunque precioso, y merece ser narrado con más detenimiento. Lo haré.
No son fáciles las despedidas y la de hoy no iba a ser la excepción que confirmase la regla. He dicho adiós a la gente de Kalochori y no se me han saltado las lágrimas de milagro. A lo largo de estas dos semanas se ha creado un pequeño vínculo. De esos imperecederos.
También estoy triste porque hoy es un día muy especial. Mi abuelo cumple 90 años y no podré estar con él para celebrarlo. El dilema sobre la fecha de vuelta me ha acompañado a lo largo de todo este viaje... Ha sido una decisión difícil. También es el cumpleaños de mi hermana. Me da pena no poder estar hoy contigo, enana. Tengo ganas de veros.
Espero que la ruta que arrancamos mañana valga la pena. Una amiga me recomendó visitar Meteora (buscadlo por Google si no lo conocéis) y tengo depositadas unas extrañas esperanzas. Desde allí espero estar más inspirado para contar lo que ha ido pasando estos últimos días...


FECHA: 22 de julio de 2016

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