Yago Arauz
Etapas como la de hoy son la
seña de identidad del Giro de Italia, las que lo hacen más imprevisible y
emocionante con respecto al Tour o la Vuelta. A priori, la etapa de hoy tenía
que resolverse al sprint o mediante una fuga de corredores sin importancia para
la general. Con 222 quilómetros entre Sorrento y Marina di Ascea, la jornada
contaba con las ascensiones a San Mauro Cilento (2ª) y Sella di Catona (3ª),
este último a menos de 20 quilómetros para el final.
De buen seguro los equipos
de los sprinters no conocían el final de etapa ni dichas ascensiones, dado que
fueron los que comandaron el pelotón durante gran parte de la etapa junto al
Sky. Pronto se formaría una fuga que llegó a contar con poco más de siete
minutos de ventaja, y de la que el valiente Fabio Taborre fue quién más lejos
llegó marchándose en solitario a 50 quilómetros de meta.
Sin embargo, la orografía y
la carretera estrecha provocaron, sin quererlo, una auténtica emboscada que algunos
corredores quisieron aprovechar. Pronto empezarían a quedarse Cavendish y el
resto de hombres rápidos, y sorprendentemente el Garmin inició un movimiento
con Ryder Hesjedal al que se sumó Astana.
Con la carrera rota en
persecución de Taborre, en plena ascensión al alto de tercera se quedaba un
reducido grupo de favoritos. En ese momento Hesjedal atacó en solitario y se
marchó unos metros por delante, mientras Kangert y Agnoli llevaban la
persecución en favor de Nibali. La maglia rosa, Puccio, se quedaba por detrás,
y Wiggins tan sólo contaba con la compañía de Henao.
Una vez neutralizados
Hesjedal y Taborre el grupo de favoritos se vio incrementado hasta la trentena
de unidades, y fue en el descenso cuando, de nuevo, se volvió a romper en
pedazos. Betancur sufría una caída, mientras se cortaban hombres como Pozzovivo
y Pellizotti. Por delante atacaba Luca Paolini, marchándose en solitario, y en
una curva de 180 grados se caían Gesink
y Scarponi. El holandés se reincorporaba sin problemas, pero el italiano de
Lampre tuvo que esperar la llegada de un compañero retrasado para cambiarle la
bicicleta.
Al final victoria de etapa y liderato para Luca Paolini, que a sus 36 años debuta a lo grande en un Giro de
Italia. Evans y Hesjedal cogieron los segundos de bonificación en un reducido
grupo de dieciséis corredores formado por los principales favoritos. El grupo de Pozzovivo y Betancur llegó a 46
segundos, y Scarponi a un minuto.
Mañana, de nuevo etapa
trampa: 246 quilómetros entre Policastro Bussentino y Serra San Bruno, con el
alto de Croce Ferrata (2ª) a menos de siete quilómetros de meta. Es una subida bastante
tendida de doce quilómetros y medio con un desnivel inferior al 6% y rampas que
llegan al 10%. Una vez coronado apenas habrá bajada. Viendo la actitud de hoy
de los corredores la batalla es segura, más aún si ningún equipo es capaz de
controlarla.
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