Yago Arauz
El Giro de Italia llega a su
primera jornada de descanso con Vincenzo Nibali como líder, algo que, a priori,
parecía improbable al inicio de la carrera. La razón es simple: el coraje ha
podido con la ciencia, al menos de momento. Bradley Wiggins se ha visto
sorprendido por las numerosas trampas que ha incluido la organización, y ha
mostrado sus flaquezas ante el ímpetu de corredores más correosos.
Las etapas de media montaña
han sido un calvario para Wiggo. Las carreteras estrechas y sinuosas, unidas a
las inclemencias meteorológicas han impedido al británico y al propio Sky
dominar la carrera. Wiggins se ha quedado en todas las bajadas, y lo que empezó
siendo una pérdida de 17 segundos en la cuarta etapa, acabó convirtiéndose en
una desventaja de casi minuto y medio el séptimo día. Por no hablar del minuto
que perdió en la primera parte de la contrarreloj –la más técnica– con respecto
a sus rivales, o la persecución a que se vio obligado el equipo científico en
la jornada de ayer.
Con todo, la ventaja de
Nibali con respecto a Wiggins es de 1’16’’, algo que el siciliano habría
firmado en la salida con los ojos vendados. También es considerable el 1’24’’
que tiene de margen con Michele Scarponi. Aunque en este caso se debe al
infortunio del corredor de Lampre, que perdió 44 segundos extra en una caída.
El de Ancona, sin embargo, hizo una crono espléndida dadas sus características,
y mantiene sus opciones intactas para la alta montaña. Es el mejor escalador y
está muy fuerte, quizá su edad –cumple los 34 en septiembre– sea el mayor
hándicap con el que se pueda tropezar.
En cuanto al resto de
rivales, Cadel Evans, como era de esperar, ha estado delante en todas las
etapas. Va segundo en la general, a menos de medio minuto de Nibali, pero el
australiano lo va a tener muy complicado a partir de mañana, con la llegada de
los grandes puertos. Las cimas italianas ya se le han atragantado en el pasado,
y nada indica que sus 36 años la cosa vaya a cambiar.
Otro que se mantiene al
acecho es Robert Gesink. El holandés quiere evitar colgarse la etiqueta de
eterna promesa que algunos ya le colocan. Está haciendo una carrera muy seria,
como todo su equipo, que no teme coger las riendas del pelotón si las
circunstancias lo requieren. Será la montaña quien le ponga en su lugar.
Antes parece haber caído el
campeón del año pasado, Ryder Hesjedal. Pese a haber sido uno de los grandes
dinamizadores en las primeras jornadas, ayer se quedó en un puerto de tercera,
y prácticamente ha dilapidado sus opciones para esta edición. Ojalá se tratara
de un mal día y el gigantón canadiense pueda recuperarse, al menos, para seguir
ofreciendo el fabuloso espectáculo con que ha sido partícipe de este Giro.
Expectante se encuentra
también Samuel Sánchez. Tras una mala contrarreloj que le ha relegado a casi cuatro
minutos en la general, el asturiano se ha visto en cabeza y todavía tendrá margen
para luchar por el top-5 o incluso el podio.
Entre los corredores tapados
destaca Mauro Santambrogio, un menudo escalador que se sitúa en séptima
posición en la general. El corredor del Vini Fantini ya fue segundo en Trentino
y está yendo en cabeza en todas las etapas. También habrá que tener en cuenta a
Carlos Betancur, no para la general, pero sí para la victoria en las sucesivas
etapas de montaña.
En otro sentido, es una
lástima que el Sky haya puesto techo a sus dos colombianos, especialmente a
Sergio Henao. Vale que Wiggins partía como gran favorito desde el principio,
pero su particular torpeza bajo la lluvia la han pagado Urán y Henao. De no
haberles mandado parar ambos estaría muy cerquita de Nibali, y eso también lo
podría haber aprovechado el Sky para poner en jaque la carrera. No lo han querido
hacer y se han centrado en Wiggins como única baza, algo que,
independientemente del resultado final, es un error. Quizá Wiggo acabe ganando
el Giro, pero las posibilidades que le abre al equipo tener a más corredores en
la pomada, es algo que no deberían haber dejado pasar tan a la ligera.
Así las cosas, el trío de
corredores que partían como grandes aspirantes para llevarse el Giro sigue
siendo el mismo: Nibali, Wiggins y Scarponi. La diferencia es que Wiggins ha
perdido el cartel de máximo favorito en favor de Nibali. Sin embargo, ni mucho
menos está todo dicho. Es cierto que el siciliano tiene referencias muy sólidas
en el pasado, como la victoria en la Vuelta 2010, pero también se ha visto
superado tanto por Wiggo –Tour 2012– como por Scarponi –Giro 2011–. La llegada
de la alta montaña nos sacará de dudas, y será quien acabe de definir la maglia
rosa de un Giro que, como de costumbre, está respondiendo a las expectativas.
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