Iker Casillas, por delante de Iniesta y Xavi | Foto: AS |
Anoche, en Punto Pelota, se dio el pistoletazo de salida oficial a la campaña "Iker Casillas, Balón de Oro". Ni Andrés Iniesta, ni Xavi Hernandez, ni ningún otro de los excepcionales jugadores de la Roja que mediante sus pies han convertido el deporte rey del viejo continente en el bello arte del "tiki-taka", figuraba en las ansiosas quinielas para obtener el preciado galardón. Sin duda, los méritos deben recaer sobre el capitán y símbolo de esta histórica selección. El único de ellos que toca el balón con las manos.
Iker Casillas debe ser elegido como mayor exponente de este fútbol total. El fútbol más combinativo de la historia. El fútbol de asociación, del centro del campo infinito, del juego en corto y la búsqueda de espacios. El fútbol de "meterse hasta la cocina" a base de toques y más toques. Este fútbol inigualable (salvo por el Barça, que lo supera) ya tiene a su candidato. Es el que menos la toca. El que nunca mete goles, ni da el pase de gol. Es el que menos participa en las jugadas. Pero no cabe duda de que es un excelente portero y capitán. Que se ha ganado a pulso el apodo de "El Santo".
Tan Santo es, que merece ser encumbrado y llevado en volandas al reino de los cielos por delante de Andrés Iniesta y de Xavi Hernández. Porque estos dos menudos futbolistas no son más que los estilistas perfectos que hacen realidad un sueño futbolístico. Ellos sí que dan el último pase. Casi siempre. Ellos sí que marcan goles históricos. Ellos son capaces de mover a un grupo compuesto por once personas como si se tratase de once cuerpos asociados a un mismo cerebro. Ellos son los únicos que han imprimido su sello de identidad inimitable tanto en su club como en su selección. Y son, por supuesto, los que están en boca del resto del mundo. Pero ellos no gustan de vestir elástica blanca. Les tira más la combinación azulgrana. Gran defecto. Al menos en el país que defienden. Si fuesen jugadores del Real Madrid, otro gallo cantaría.
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