lunes, 5 de diciembre de 2011

Ese Toro enamorado de la... lucha

'Toro salvaje' es un referente de los años '80, la resurrección de Martin Scorsese y la consolidación de Robert De Niro

La edición especial de Toro Salvaje
Estrenada en 1980, Raging Bull (en España Toro Salvaje) es todo un referente del cine durante la década de los '80. Fue nominada a ocho estatuillas, aunque tan sólo se alzó con la de mejor actor protagonista y mejor montaje. 

Estamos ante una película repleta de curiosidades y aspectos que la hacen especial, única. Se estrenó en una época en que el cine de boxeo llevaba un tiempo triunfando, con los inicios de la exitosa saga de 'Rocky'. No obstante, el film de Martin Scorsese no tenía nada que ver, pues narraba una historia mucho más cruda, mostrando la cara más amarga del boxeador. 

El personaje principal, Jake La Motta (Robert de Niro) fue un boxeador real, de carne y hueso, que disputó el título mundial de los pesos medios. Era conocido como el 'Toro del Bronx' por su bravura dentro del ring y por su procedencia, el conflictivo barrio neoyorkino. 

El problema que tenía La Motta, es que no era capaz de controlar su rudo temperamento más allá del cuadrilatero, lo que le llevaba a ser un tipo extremadamente agresivo, conflictivo y, en ocasiones, violento. Las que más pagaron su ira fueron sus dos esposas, la segunda de las cuales, Vicky (Cathy Moriarty), era realmente la niña de los ojos de La Motta, pero su atractivo era tal que cada vez que salía a la calle los celos del boxeador se disparaban. Siendo un tipo machista a más no poder, la posesividad sobre ella y alguna que otra paliza para mantenerla a ralla era lo más normal del mundo. En el siguiente vídeo podéis contemplar una escena con su primera mujer, en que el 'Toro del Bronx' da buena fe de hasta donde podía llegar. 


A parte de las mujeres y los celos infundados hacia Vicky, el protagonista tenía otro problema: le encantaba comer. Hasta tal punto que en ocasiones le suponía un absoluto esfuerzo el prepararse para los combates sin superar el peso máximo establecido. Su hermano Joey, interpretado por Joe Pesci, era el encargado de mantenerle la cabeza sobre los hombros. Pero llegaba a ser tan incontrolable que incluso éste, a quien más quería La Motta, acabó saliendo malparado.

A pesar de ello, el 'Toro' también hacía honor a su nombre a la hora de pelear, puesto que lo daba absolutamente todo, y dificilmente le podían parar. No siempre ganaba, puesto que los jueces no eran demasiado benévolos con él. Como deportista era un tipo muy limpio, y no quería mezclarse con los mafiosos de turno que amañaban los combates y que luego podían influir en los veredictos posteriores a los trece asaltos. En un mundo que estaba muy corrompido, eso le perjudicó para conseguir combates por el título mundial. Pero siempre le quedaba vanagloriarse de que nadie le había conseguido tumbar, cosa que para él era fundamental, por su fuerte orgullo y cabezonería. Aquí podéis ver la escena más brutal y bien rodada de la película.

Robert De Niro y Joe Pesci, hacen de hermanos en "Toro Salvaje"
El film fue absolutamente novedoso en la época a pesar de ser en blanco y negro. Esto contrastó con las ideas de Scorsese ya que era un abanderado del uso del color y de las nuevas tecnologías en el cine. Pero algo le decía que aquella película tenía que ser diferente, y únicamente utilizó el color en un par de momentos puntuales, uno de ellos, el título. Además supuso una modernización total desde el punto de vista de los planos, con una cámara en movimiento, rotativa, que significó una tremenda novedad y dio como resultado algunos planos simplemente espectaculares. La fotografía, cuidada hasta el más mínimo detalle, reflejaba a la perfección las intenciones del director.

Para Scorsese esta película fue vital, ya que le ayudó a salir de un periodo de frustración creativa que se estaba prolongando en el genial director. Fue como un punto de inflexión que le llevó a una época de continuos éxitos. 

Parte de la culpa sería de Robert De Niro y Joe Pesci, un pareja que en los años siguientes formaría un tándem inseparable a las órdenes de Scorsese, en películas míticas de los '90 como Goodfellas (Uno de los nuestros) o Casino. De Niro y Pesci también colaboraron en alguna otra película como la longeva Érase una vez en América (casi cuatro horas maravillosamente rodadas). 

También para Robert De Niro fue un reto. Uno de los actores vivos más grandes de la historia del cine, que venía de hacer la segunda parte de "El Padrino", se consolidó definitivamente con un protagonista absoluto que estaba diseñado para que el actor se luciese. Los combates, su incontrolobale temperamento, y el hecho de haber tenido que engordar unos 30 kilos para encarnar al protagonista, le valieron el Óscar a mejor actor principal. Sin duda merecido.

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