La primera vez que escuché la
posibilidad de vender a Leo Messi me pareció una barbaridad.
Inventiva, pura imaginación de mentes malpensantes y desconfiadas.
Sin embargo, lejos de desechar esa opción, me interesé por el
asunto. Era una información demasiado suculenta como para no tirar
de la cuerda. ¿Y si fuera verdad?
Lo comenté con gente de mi entorno,
aquellos que se dedican al análisis económico de la industria del
deporte. “No sé si será verdad o no, pero si yo fuese Rosell lo
vendería ya mismo”, me comentó un allegado. Messi es un jugador
explosivo, que depende de su físico tanto como de su talento. Aunque
los grandes genios nunca pierden la magia, el físico de Messi ya ha
empezado a menguar. “En cambio, a nivel económico sería una
operación redonda. Si pagan 150 millones, yo lo vendería al final
de esta temporada. No lo dudes”, sentenció la misma persona.
Bien mirado, quizás tampoco era una
mala idea. Inyectar una buena cantidad de dinero que ayudase a cubrir
las necesidades de futuro de la entidad. En el horizonte, destaca por
encima del resto la posibilidad de construir un nuevo estadio. Una
inversión de más de 700 millones que sería abordada, en parte, con
el músculo financiero de Qatar. Pero aún así, está fuera del
alcance de las arcas del club en estos momentos. Aunque... ¿Y si
Messi fuese vendido por más dinero?
Más allá de la opinión de mi
compañero, quise escarbar un poco más en el asunto. Me acerqué a
personalidades vinculadas al barcelonismo durante muchos años. Gente
que conoce el club por dentro. “El presidente quiere vender a
Messi”, me afirmó uno de ellos, rotundo. Y mi primer amago de risa
fue contestado con la misma contundencia: “No te rías, no. Te lo
digo muy en serio. Rosell está ansioso por llevar a cabo su propio
proyecto y terminar con el legado de Laporta y de Guardiola. Neymar
es ahora la verdadera apuesta del presidente y tiene que ser el
protagonista”.
No satisfecho con tan duras
acusaciones, exigí más argumentos. “El presidente quiere
construir un nuevo estadio y necesita liquidez. Pero no es tonto,
sabe que no puede vender así como así al mejor jugador de la
historia del club. Por lo que he escuchado, tejerá una operación
ideada para que un club de primer nivel –y seguramente de Adidas–
pague los 250 millones de la cláusula de Messi, de forma que pueda
vender la situación como que es Messi el que se quiere ir del
Barça”, concretó. Lo cierto es que esos 250 millones serían una
importante ayuda para sacar adelante el proyecto de construcción de
un nuevo Camp Nou en los terrenos de la Universitat de Barcelona.
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