martes, 17 de diciembre de 2013

La herejía de vender a Messi, un negocio redondo para Rosell



La primera vez que escuché la posibilidad de vender a Leo Messi me pareció una barbaridad. Inventiva, pura imaginación de mentes malpensantes y desconfiadas. Sin embargo, lejos de desechar esa opción, me interesé por el asunto. Era una información demasiado suculenta como para no tirar de la cuerda. ¿Y si fuera verdad?

Lo comenté con gente de mi entorno, aquellos que se dedican al análisis económico de la industria del deporte. “No sé si será verdad o no, pero si yo fuese Rosell lo vendería ya mismo”, me comentó un allegado. Messi es un jugador explosivo, que depende de su físico tanto como de su talento. Aunque los grandes genios nunca pierden la magia, el físico de Messi ya ha empezado a menguar. “En cambio, a nivel económico sería una operación redonda. Si pagan 150 millones, yo lo vendería al final de esta temporada. No lo dudes”, sentenció la misma persona.

Bien mirado, quizás tampoco era una mala idea. Inyectar una buena cantidad de dinero que ayudase a cubrir las necesidades de futuro de la entidad. En el horizonte, destaca por encima del resto la posibilidad de construir un nuevo estadio. Una inversión de más de 700 millones que sería abordada, en parte, con el músculo financiero de Qatar. Pero aún así, está fuera del alcance de las arcas del club en estos momentos. Aunque... ¿Y si Messi fuese vendido por más dinero?

Más allá de la opinión de mi compañero, quise escarbar un poco más en el asunto. Me acerqué a personalidades vinculadas al barcelonismo durante muchos años. Gente que conoce el club por dentro. “El presidente quiere vender a Messi”, me afirmó uno de ellos, rotundo. Y mi primer amago de risa fue contestado con la misma contundencia: “No te rías, no. Te lo digo muy en serio. Rosell está ansioso por llevar a cabo su propio proyecto y terminar con el legado de Laporta y de Guardiola. Neymar es ahora la verdadera apuesta del presidente y tiene que ser el protagonista”.

No satisfecho con tan duras acusaciones, exigí más argumentos. “El presidente quiere construir un nuevo estadio y necesita liquidez. Pero no es tonto, sabe que no puede vender así como así al mejor jugador de la historia del club. Por lo que he escuchado, tejerá una operación ideada para que un club de primer nivel –y seguramente de Adidas– pague los 250 millones de la cláusula de Messi, de forma que pueda vender la situación como que es Messi el que se quiere ir del Barça”, concretó. Lo cierto es que esos 250 millones serían una importante ayuda para sacar adelante el proyecto de construcción de un nuevo Camp Nou en los terrenos de la Universitat de Barcelona.

“Messi no se quiere ir del Barça, pero su entorno está molesto con la junta directiva. No lo tratan tan bien como hasta ahora y la actitud del club ha dejado mucho que desear en asuntos extremadamente delicados como la querella de Hacienda y los rumores sobre su mala relación con Juanjo Brau”, sentenció. A nivel sentimental, vender al mejor jugador de la historia sería una herejía contra el barcelonismo. A nivel financiero sería la mejor manera de sacar provecho a un activo que va camino de devaluarse en los próximos años.

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