Yago Arauz
La Operación Puerto llega a su fin con un veredicto digno del país de pandereta que la ha juzgado. Eufemiano Fuentes ha sido condenado a un año de prisión –que no cumplirá al ser dos años y un día el mínimo para ingresar en la cárcel– y podrá seguir ejerciendo como médico, dado que solo se le ha inhabilitado para la medicina deportiva. Del resto de imputados se ha condenado al preparador físico José Ignacio Labarta con cuatro meses de cárcel. Quedan absueltos Manolo Saiz, Vicente Belda y Yolanda Fuentes.
Pero lo más grave, es que la juez se ha negado a entregar las bolsas de sangre requisadas por la Guardia Civil a las autoridades deportivas que las solicitaban. La Agencia Mundial Antidopaje (AMA), la Unión Ciclista Internacional (UCI) y el Comité Olímpico Italiano (CONI) se van a quedar con las ganas de poder identificar a los deportistas dopados.
Como
todos nosotros, dado que una vez que la sentencia sea firme se destruirán las
pruebas. Eso sí, la juez ha ordenado conservar parte de las muestras de sangre
por si en un futuro se decide juzgar al hematólogo José Luis Merino, apartado
de la investigación al padecer alzheimer. Sin duda, algo que vendrá de fábula
para hacer limpia de deportistas y seguir propagando el discurso en favor de la
lucha contra el dopaje.
Lo
más absurdo del caso es que se da como excusa que el dopaje no era delito en
España, y destapar la identidad de los deportistas dopados sería atentar contra
sus derechos fundamentales recogidos en la Constitución. Imagínense hasta donde hay que llegar. Que el dopaje no fuera delito aquí no
quita que en otros países haya más seriedad. Alemania, por ejemplo, consiguió
tener acceso a la sangre correspondiente a Jan Ullrich para juzgarlo y
sancionarlo. Italia hizo lo propio con sus ciclistas implicados, e incluso tuvo que hacerlo
en el caso de Alejandro Valverde dada la inoperancia de las autoridades
españolas.
La
brillante sentencia de la magistrada Julia Patricia Santamaría, no solo va a
impedir conocer el nombre de los deportistas españoles dopados, sino que además
va a exonerar de cumplir condena a los deportistas extranjeros que cometieron
un delito dadas las normas de sus respectivos países. Sin duda, convertirse en
el paraíso que ampara el dopaje es la mejor propaganda para la marca España. De
hecho es la realidad de la marca España.
El marco de la Operación Puerto
El marco de la Operación Puerto
Hace
falta remontarse a febrero de 2006 para establecer el inicio de la mayor trama
de dopaje realizada jamás en España. En aquel entonces la Guardia Civil inició
las investigaciones que acabarían arrojando a la luz la existencia de 224
bolsas de sangre y plasma. De ellas, 99 se enviaron al laboratorio INIM de
Barcelona para ser analizadas, y 58 –todas pertenecientes a ciclistas– fueron
identificadas.
A
la cabeza de esta red de dopaje se situaba el ginecólogo canario Eufemiano
Fuentes, el médico de la expedición española de los JJOO de Barcelona ‘92. Su
trayectoria siempre se ha ligado especialmente con el ciclismo y el atletismo,
sin embargo, él mismo ha reconocido que su cartera de clientes también incluía futbolistas y tenistas entre otras
disciplinas.
Probablemente
lo más destacado del juicio sea el momento en que el propio Eufemiano se mostró dispuesto a identificar delante de la juez las bolsas de sangre. Por supuesto ésta se negó al considerarlo
irrelevante, y dado que el doctor se ampara en el secreto profesional, solo
podría revelar los nombres de sus clientes por petición judicial.
Los encubiertos evidentes
Los encubiertos evidentes
El
caso más sonado, evidente e ignorado, es el de las siglas correspondientes a Rsoc. El nombre aparece en varios folios de Eufemiano Fuentes
junto a pedidos de sustancias dopantes a lo largo de diferentes años. Pues
bien, la evidencia quedó al descubierto cuando Iñaki Badiola, presidente de la
Real Sociedad en 2008, reconoció en una entrevista que durante seis años el equipo txuri urdin pagó en dinero B productos dopantes.
De
hecho Badiola ya había denunciado estas irregularidades cuando era presidente,
pero nadie le prestó la más mínima atención. El expresidente auditó las cuentas
de sus predecesores, entre ellos José Luis Astiazarán, actual presidente de la
Liga de Fútbol Profesional, y se encontró con una contabilidad B destinada a la
compra de productos dopantes.
Efectivamente,
los documentos de Fuentes además de incluir una lista de sustancias dopantes
perfectamente atribuibles a un equipo de fútbol, incluyen unas cuentas bajo el
nombre en clave “ASTI” que cuadran
perfectamente en fechas y cifras con la contabilidad B de la Real bajo la
presidencia de José Luis Astiazarán.
Urco
Urco
Otro caso flagrante, más aún si cabe, es el del nombre en clave Urco. Las siglas aparecen en varias bolsas de sangre requisadas por la Guardia Civil, además, en la agenda telefónica de Eufemiano Fuentes aparece un número de móvil junto a dicho nombre. Un número que la policía identificó con Marta Domínguez.
¿Y
qué es Urco? Pues el nombre de un rottweiler
que estuvo inscrito en el Sistema de Identificación de Animales de Compañía a
nombre del marido de la atleta palentina. Hay que tener en cuenta que Eufemiano
identificaba a varios de sus clientes con el nombre de sus mascotas. Los
ciclistas Alejandro Valverde (Piti),
Ivan Basso (Birillo) y Jorg Jacksche
(Bella) fueron descubiertos siguiendo
dicho patrón.
Por
si fuera poco, la atleta y actual senadora del PP por Palencia, está también
relacionada con la clave MZD, que aparece en un planning de extracciones y reinfusiones de sangre siguiendo un
calendario cuyas fechas marcadas como días de competición importante coinciden
exactamente con el calendario de competiciones de la atleta esa temporada. Es
más, dicha programación fue enviada por el fax de José Alonso Valero, el
representante de Marta Domínguez.
La marca España
La marca España
Llegados
a este punto resulta innegable que la justicia española ha amparado a
determinados deportistas patrios. Mientras vivimos la mejor época del deporte
español, también nos encontramos en el epicentro del dopaje a nivel mundial. A
diferencia de otros países, donde se ha juzgado y condenado a sus mayores
leyendas –el caso Armstrong es el mejor ejemplo– aquí se protege a los nuestros
a cualquier precio.
Pese a que la evidencia no puede ser mayor, Marta Domínguez está protegida por la
justicia. Pese a contar con testigos y pruebas más que suficientes, la Real
Sociedad está protegida por la justicia. Y pese a presumir de la marca España
allá a donde se va, la realidad es que a día de hoy hay 166 bolsas de sangre de
la Operación Puerto sin identificar, muchas de las cuales van a ser destruidas.
Esta es la mejor época del deporte español, la del encubrimiento de deportistas
dopados.
Quizá,
si no hubiera un héroe de masas al que adular cada fin de semana la gente
tomaría conciencia de lo que pasa. Y esto bien lo saben las altas esferas de la
putrefacta casta política instalada en este país. Por eso, el éxito del deporte
español es una cuestión de estado.
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