martes, 30 de abril de 2013

La mejor época del deporte español, blindada por la justicia



Yago Arauz

La Operación Puerto llega a su fin con un veredicto digno del país de pandereta que la ha juzgado. Eufemiano Fuentes ha sido condenado a un año de prisión que no cumplirá al ser dos años y un día el mínimo para ingresar en la cárcel y podrá seguir ejerciendo como médico, dado que solo se le ha inhabilitado para la medicina deportiva. Del resto de imputados se ha condenado al preparador físico José Ignacio Labarta con cuatro meses de cárcel. Quedan absueltos Manolo Saiz, Vicente Belda y Yolanda Fuentes.

Pero lo más grave, es que la juez se ha negado a entregar las bolsas de sangre requisadas por la Guardia Civil a las autoridades deportivas que las solicitaban. La Agencia Mundial Antidopaje (AMA), la Unión Ciclista Internacional (UCI) y el Comité Olímpico Italiano (CONI) se van a quedar con las ganas de poder identificar a los deportistas dopados.

Como todos nosotros, dado que una vez que la sentencia sea firme se destruirán las pruebas. Eso sí, la juez ha ordenado conservar parte de las muestras de sangre por si en un futuro se decide juzgar al hematólogo José Luis Merino, apartado de la investigación al padecer alzheimer. Sin duda, algo que vendrá de fábula para hacer limpia de deportistas y seguir propagando el discurso en favor de la lucha contra el dopaje.

Lo más absurdo del caso es que se da como excusa que el dopaje no era delito en España, y destapar la identidad de los deportistas dopados sería atentar contra sus derechos fundamentales recogidos en la Constitución. Imagínense hasta donde hay que llegar. Que el dopaje no fuera delito aquí no quita que en otros países haya más seriedad. Alemania, por ejemplo, consiguió tener acceso a la sangre correspondiente a Jan Ullrich para juzgarlo y sancionarlo. Italia hizo lo propio con sus ciclistas implicados, e incluso tuvo que hacerlo en el caso de Alejandro Valverde dada la inoperancia de las autoridades españolas.

La brillante sentencia de la magistrada Julia Patricia Santamaría, no solo va a impedir conocer el nombre de los deportistas españoles dopados, sino que además va a exonerar de cumplir condena a los deportistas extranjeros que cometieron un delito dadas las normas de sus respectivos países. Sin duda, convertirse en el paraíso que ampara el dopaje es la mejor propaganda para la marca España. De hecho es la realidad de la marca España. 

El marco de la Operación Puerto

Hace falta remontarse a febrero de 2006 para establecer el inicio de la mayor trama de dopaje realizada jamás en España. En aquel entonces la Guardia Civil inició las investigaciones que acabarían arrojando a la luz la existencia de 224 bolsas de sangre y plasma. De ellas, 99 se enviaron al laboratorio INIM de Barcelona para ser analizadas, y 58 –todas pertenecientes a ciclistas– fueron identificadas.

A la cabeza de esta red de dopaje se situaba el ginecólogo canario Eufemiano Fuentes, el médico de la expedición española de los JJOO de Barcelona ‘92. Su trayectoria siempre se ha ligado especialmente con el ciclismo y el atletismo, sin embargo, él mismo ha reconocido que su cartera de clientes también incluía futbolistas y tenistas entre otras disciplinas.

Probablemente lo más destacado del juicio sea el momento en que el propio Eufemiano se mostró dispuesto a identificar delante de la juez las bolsas de sangre. Por supuesto ésta se negó al considerarlo irrelevante, y dado que el doctor se ampara en el secreto profesional, solo podría revelar los nombres de sus clientes por petición judicial.


Los encubiertos evidentes

El caso más sonado, evidente e ignorado, es el de las siglas correspondientes a Rsoc. El nombre aparece en varios folios de Eufemiano Fuentes junto a pedidos de sustancias dopantes a lo largo de diferentes años. Pues bien, la evidencia quedó al descubierto cuando Iñaki Badiola, presidente de la Real Sociedad en 2008, reconoció en una entrevista que durante seis años el equipo txuri urdin pagó en dinero B productos dopantes.

De hecho Badiola ya había denunciado estas irregularidades cuando era presidente, pero nadie le prestó la más mínima atención. El expresidente auditó las cuentas de sus predecesores, entre ellos José Luis Astiazarán, actual presidente de la Liga de Fútbol Profesional, y se encontró con una contabilidad B destinada a la compra de productos dopantes.

Efectivamente, los documentos de Fuentes además de incluir una lista de sustancias dopantes perfectamente atribuibles a un equipo de fútbol, incluyen unas cuentas bajo el nombre en clave “ASTI” que cuadran perfectamente en fechas y cifras con la contabilidad B de la Real bajo la presidencia de José Luis Astiazarán.

Urco

Otro caso flagrante, más aún si cabe, es el del nombre en clave Urco. Las siglas aparecen en varias bolsas de sangre requisadas por la Guardia Civil, además, en la agenda telefónica de Eufemiano Fuentes aparece un número de móvil junto a dicho nombre. Un número que la policía identificó con Marta Domínguez.

¿Y qué es Urco? Pues el nombre de un rottweiler que estuvo inscrito en el Sistema de Identificación de Animales de Compañía a nombre del marido de la atleta palentina. Hay que tener en cuenta que Eufemiano identificaba a varios de sus clientes con el nombre de sus mascotas. Los ciclistas Alejandro Valverde (Piti), Ivan Basso (Birillo) y Jorg Jacksche (Bella) fueron descubiertos siguiendo dicho patrón.

Por si fuera poco, la atleta y actual senadora del PP por Palencia, está también relacionada con la clave MZD, que aparece en un planning de extracciones y reinfusiones de sangre siguiendo un calendario cuyas fechas marcadas como días de competición importante coinciden exactamente con el calendario de competiciones de la atleta esa temporada. Es más, dicha programación fue enviada por el fax de José Alonso Valero, el representante de Marta Domínguez.

La marca España

Llegados a este punto resulta innegable que la justicia española ha amparado a determinados deportistas patrios. Mientras vivimos la mejor época del deporte español, también nos encontramos en el epicentro del dopaje a nivel mundial. A diferencia de otros países, donde se ha juzgado y condenado a sus mayores leyendas –el caso Armstrong es el mejor ejemplo– aquí se protege a los nuestros a cualquier precio.

Pese a que la evidencia no puede ser mayor, Marta Domínguez está protegida por la justicia. Pese a contar con testigos y pruebas más que suficientes, la Real Sociedad está protegida por la justicia. Y pese a presumir de la marca España allá a donde se va, la realidad es que a día de hoy hay 166 bolsas de sangre de la Operación Puerto sin identificar, muchas de las cuales van a ser destruidas. Esta es la mejor época del deporte español, la del encubrimiento de deportistas dopados.

Quizá, si no hubiera un héroe de masas al que adular cada fin de semana la gente tomaría conciencia de lo que pasa. Y esto bien lo saben las altas esferas de la putrefacta casta política instalada en este país. Por eso, el éxito del deporte español es una cuestión de estado.



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