'Agallas' | Foto: Filmaffinity |
Agallas es lo que hay que tener para ver esta película. Ta vez exagero. Tal vez no sea tan mala. Tal vez es el síndrome de la desilusión. De la expectativa desmedida que que cae por su propio peso. Eso sí, esta vez ha caído con fuerza.
Los que no sigan especialmente el género del cine negro, el de matones, gángsters y mafias, seguramente opinen que es una película potable. Pero, sin lugar a dudas, para el amante del género es una completa decepción.
Lo cierto es que el film apunta maneras. Hugo Silva da la sensación de ser un tipo idóneo para encarnar este tipo de papel. Se aparta un poco del "chulo guaperas" de 'Los hombres de Paco' para meterse en la piel de un "matón barriobajero del tres al cuarto". En realidad Silva tampoco lo hace mal... Lo que no convence, más que su actuación, es el personaje en sí.
Un tipo que da y recibe a partes iguales. Pero que te acaba dejando indiferente. No es el típico chulo atractivo que consigue tornarse admirable e incluso darte pena en algún momento dramático. Tampoco es el matón sin escrúpulos al que estrangularías sin dudarlo si se terciase la ocasión. Es un término medio... y eso creo que es lo peor que le podía pasar. Lo cierto es que en ocasiones parece el más tonto de la clase y entonces, de repente, se saca ideas "geniales" de la chistera (cogidas con pinzas) que le dan resultado.
La manera que utiliza para adentrarse en un grupo de mafiosos gallegos que trafican con droga depositándola en el "trasero" de las sepias que pescan, es tan asombrosa como poco creíble. Una curiosa casualidad le lleva a hacer una serie de deducciones 100% acertadas que le meten de lleno en el seno de la peligrosa banda de narcotraficantes que encabeza Regueira (Carmelo Gómez). Le meten de lleno, sí, después de llevar a cabo todo un seguido de acciones rocambolescas que resultan ser, de nuevo, acertadísimas. Sin duda, la manera breve y precisa para describir esta cinta es que le falta de credibilidad.
Gángsters que no convencen. Matones que no dan miedo. Ni siquiera respeto. Tan pronto están acuchillando sin piedad a un pobre hombre que es de los pocos que consiguen caer bien, tan pronto se ponen a llorar de miedo y se mean encima cuando les ponen una pistola en la cabeza. Vale, el miedo existe hasta en los más duros, en los más peligrosos y en los más "hijosdeputa", con perdón de la expresión. Pero en este caso no es creíble. Para nada.
Se hace muy difícil de creer que semejante delincuente de barrio consiga infiltrarse en una organización de ese tipo. Pero así es esta película. Hay cosas que no acaban de cuadrar, y constantemente se producen giros inesperados y sorpresas que no conseguimos acabar de explicarnos. Muere alguien, y en lugar de pensar "lástima, se lo han cargado" o "ya era hora, se lo merecía", estás pensando "¿pero a qué narices viene la muerte de este tío?".
Es un intento de hacer algo bueno, interesante. Pero se queda en intento. Y como reza la crítica de Luis Martínez, de 'El Mundo' es "una demostración de agallas" por intentarlo, puesto que en el cine español no abundan los títulos de calidad en este género. Pero está claro que éste film no va a convertirse en uno de ellos. Sin duda un intento frustrado que más que una película de gángsters, parece una simple y típica comedia española.
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