El entrenador del FC Barcelona asegura a diestro y siniestro que "la Liga es imposible"... ¿Alguien se lo cree?
Pep Guardiola con gesto abatido, tal vez reflexivo |
Hay que conocer muy poco a Guardiola... Y no me refiero a conocerlo personalmente. Me refiero a no haberlo seguido minimamente durante estos excepcionales cuatro años. Pero, para aquellos que estamos más o menos al tanto de la actualidad azulgrana, para aquellos que nos hemos 'tragado' ruedas de prensa de Pep hasta con embudo... Este nuevo discurso no hay por donde cogerlo.
¿Donde se ha visto que un entrenador del FC Barcelona renuncie a una Liga? ¿Y que dé por perdido un solo título, cualquiera, antes de hora? ¿Cuando hemos visto que Guardiola se dé por vencido?
Puede ser que ocasionalmente, a lo largo de la larga historia del Barça, se haya hecho realidad alguna de las dos primeras preguntas. Es dudoso. Altamente improbable. Pero podría ser. Lo que está claro es que Pep Guardiola NUNCA tira la toalla antes de tiempo. Es lo que lleva inculcando a sus jugadores, a la afición y a todo el entorno barcelonista durante estos intensos y gloriosos últimos cuatro años.
Guardiola se ha ganado fama de muchas cosas desde que se erigió como entrenador del primer equipo en Can Barça. Fama de trabajador, de inteligente, de constante, de buen horador, de motivador, de irónico, de bromista, de serio, de nervioso... y entre otros muchos adjetivos, se ha ganado fama de sincero. Es por ello que muchos se llevan las manos a la cabeza después de escuchar decir a Guardiola hasta en tres ocasiones que "esta Liga es imposible, no la vamos a ganar". Lo hacen porque es su gurú. La palabra de Pep va a misa. Pep no miente. Pep dice lo que piensa... Siempre. Y si no quiere decirlo, se calla o elude la pregunta. Sí. Normalmente es así. Pero no nos olvidemos de que Guardiola tiene unas prioridades. Unos objetivos a cumplir. Retos que están por encima de su discurso, de su propia imagen o del qué dirán.
¿Cómo se explican sus tajantes palabras, entonces?
En estos cuatro años, es la primera vez que el míster se ve en una tesitura como la actual y, para sobreponerse a ello, tiene que tirar de estrategia. No solamente en el campo. También fuera de él. No es la primera vez, en cambio, que Pep recurre a las ruedas de prensa para ganar batallas. No es algo que suela hacer. No va excesivamente con su estilo. Pero cuando es completamente necesario, Guardiola sabe que se tiene que 'arremangar'. Pep está dispuesto a sacrificar su credibilidad por el Barça. Ya lo hizo hace poco menos de un año, durante la eliminatoria de semifinales de Champions frente al Real Madrid. Pep llevaba mucho tiempo callado, escuchando, aguantando. Pero supo esperar su momento, habló el día que tenía que hablar. Después de que su equipo perdiese la final de Copa del Rey frente al eterno rival, y en vísperas de la ida de las 'semis' en el Bernabéu. Escogió el momento idóneo para enchufar a sus jugadores, y lo consiguió en la rueda de prensa, plantando cara a José Mourinho con las famosas declaraciones de "el puto jefe" y "el puto amo". Allí, el míster arriesgó su imagen. Allí, ganó la partida.
Pep Guardiola mostrando ira, rabia, tiene sangre de ganador |
Ahora está haciendo lo mismo. Ha vuelto a vislumbrar una situación límite. Un momento en el que el talento futbolístico pasa a un segundo plano, para dejar vía libre a las emociones, a la entrega, al sacrificio. Este equipo se crece ante las adversidades ya de por sí. Pero si los jugadores ven a su maestro, el exigente e infatigable Pep dando un título por perdido antes de tiempo, la cosa se nos va de las manos.
¿Qué mejor equipo que éste, para afrontar un reto semejante? ¿Quién mejor que Xavi, Messi, Iniesta, Puyol y compañía para demostrar que son capaces de luchar una vez más hasta el final?
Suena bien, ¿verdad? Pues imaginad por un momento a estos jugadores, a este equipazo, en plena forma y heridos en su orgullo. Si ya funcionan como máquinas estando alegres y felices, ¿cómo serán capaces de hacerlo estando dolidos? Os aseguro que no hay nada más motivador para este excepcional grupo de futbolistas que plantearse la posibilidad de que su mentor no confie en ellos. Evidentemente que Pep confía en ellos, pero... ¿Y si siembra dudas en ellos? ¿Y si les hace creer que no? Su gran líder, que aún no ha decidido renovar, cuestiona que su equipo (el mejor de la historia del fútbol para muchos) tenga capacidad de lograr esta gesta. Peligro.
Guardiola está arriesgando su credibilidad al afirmar tajantemente que la Liga ya está perdida. Pero, sin duda alguna, es la mejor manera para obtener el mejor rendimiento de sus jugadores. Para tenerlos mentalmente al cien por cien. Preparados para dar guerra hasta el final. Es el momento de que esto se anime. Llegó la hora de subir las apuestas. Después de varios meses rendidos al talento y al físico de los jugadores de Barça y Madrid, es el turno de la batalla mental. El duelo psicológico está servido. Si Guardiola tiene que comerse sus palabras, y consigue vencer la Liga, evidentemente lo hará con gusto, pues digan lo que digan, habrá logrado su objetivo.
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