Marea ha vuelto y de nuevo parece que Kutxi Romero se durmió en el “estudio de creación” mientras se componía la música para enriquecerla con su poesía en cuanto despertó
Alén, "El Piñas", César, Kutxi y Kolibrí componen Marea desde sus inicios |
Los de Berriozar publicaron su sexto disco a finales del pasado mes de septiembre, y la verdad es que, para mi, ha supuesto una manera de revivir sensaciones pasadas. Al escuchar por primera vez “En mi hambre mando yo”, me ha venido a la cabeza lo mismo que pensé por los albores del 2004, cuando dieron a luz “28.000 puñaladas”, cosa que también me sucedió en 2007 con “Las aceras están llenas de piojos”.
Es una mezcla de sensaciones, y de buenas a primeras más bien negativas. ¿Por qué? Pues porque siempre tengo unas expectativas muy altas con Marea. Es uno de los grupos que marcaron mi adolescencia, y he disfrutado muchísimo con este quinteto. Así que siempre espero y quiero lo mejor de ellos. Pero en mi opinión, desde “Besos de perro” hay un antes y un después.
Marea tiene tres primeros discos, “La patera” (1999), “Revolcón” (2000) y “Besos de perro” (2002) que son obras de arte. Buenas letras, grandes melodías, sonido rico, fuerza, energía, frescura... A partir de su cuarto disco desaparecen algunas de estas cualidades y otras cambian. Se produce una transformación importante. No es que saquen un mal disco, ni mucho menos. Ninguno de sus discos es malo. Simplemente cambian un poco de aires. Se renuevan. Siguen fieles a un estilo, que los caracteriza allá a donde van, pero en mi opinión se tornan más pulidos, más detallistas, a la vez que dejan atrás esa frescura, ese punto rebelde o canalla de los tres primeros cedés.
Este momento de ligera decepción que he tenido con sus tres últimos discos, lo veo plasmado siempre cuando publican su primer videoclip del que será el primer single del nuevo disco. Me pasó con “La rueca”, se repitió con “Aceitunero” y esta vez lo he vivido con “Bienvenido al secadero”. En ninguno de los tres casos me gustó el videoclip, y la canción no me acabó de convencer. Pero luego ha resultado, también, que en los tres casos esos tres singles me parecen de las peores canciones de sus respectivos discos, en contra de lo que piensa la mayoría. Con esto quiero decir que en cada cd tienen temas mucho mejores que los que acostumbran a elegir como single.
Si tuviese que comparar rápidamente los tres primeros discos con los tres últimos, las diferencias principales que veo son: 1) las letras ahora son más elaboradas que antes, muchísimo más poéticas, muchísimo más complejas y, por lo tanto, con un mensaje bastante más difícil de comprender. 2) Musicalmente, el sonido de ahora es más rocanrolero y más trabajado, con gran cantidad de detalles musicales, pero no suena con la misma contundencia, no se antoja tan callejero. En definitiva, la frescura de esos chavales jóvenes que empezaron con un proyecto en común se transforma en profesionalidad y oficio de unos músicos que están cada vez más consolidados.
Y, no sé bien por qué, como dirían los maestros de Barricada, tengo la sensación de que todo este cambio tiene mucho que ver con la aportación del poeta y bandolero, Kutxi Romero. O, mejor dicho, con la no aportación. El cantante de la banda es, para todos, el "líder espiritual" del grupo, pero si nos remitimos a la biografía que se publicó en el pack “Coces al Aire”, da la sensación de que Kutxi participa mucho menos en la elaboración de los discos. Es como si los tres primeros discos llevasen el sello de Kutxi Romero grabado a fuego, y los tres restantes simplemente dijesen: "Kutxi Romero es el cantante y letrista de Marea".
El guitarra solista del grupo, Kolibrí Díaz, y el resto de la banda se dedican a componer las melodías de los temas, toda la música, y entonces, cuando eso ya está hecho, llega Kutxi y les pone letra, uno por uno, a todos los temas. Un proceso de creación de los discos que, indudablemente, ha cambiado con respecto a sus inicios, y que considero la principal causa del cambio, para mi importante, que ha sufrido Marea desde el 2004.
El cantante Kutxi Romero y el guitarrista Kolibrí Díaz durante un concierto |
Amante del grupo como soy, siempre aguardo con ilusión la espera del nuevo cd de Marea, aunque se haga de rogar mucho, y siempre espero encontrarme con un nuevo “Revolcón”. Pero nunca entiendo que ese disco es irrepetible, que no habrá otro igual... Aún así, no pierdo nunca la esperanza de volver a toparme con nuevos temas embriagados de esa frescura que aportaba el Kutxi de veintipocos años. Tengo que decir, siempre en alusión a Marea, que la última vez que la dichosa frescura, que tanto anhelo y repito, volvió a hacer que se me estremeciera el cuerpo de arriba abajo, fue cuando se publicó el disco de Kutxi Romero & Jatajá, de nombre: “Raigambre” (2009).
En ese momento tuve la certeza de que aquel disco era casi al cien por cien de Kutxi Romero, y las melodías, flamenco a parte, me recordaron más a Marea que los últimos tres discos de los propios Marea. Desde entonces creo que el gran Kolibrí Díaz se ha hecho, irremediablemente, dueño y señor de la música de Marea.
A pesar de ello, me gustaría aclarar firmemente, que con este extenso artículo no pretendo criticar al grupo que seguramente más veces haya escuchado a lo largo de mi vida, ni mucho menos a Kolibrí, a quien admiro y mucho. Simplemente se trata de una reflexión un tanto melancólica de lo que eran los Marea en el pasado. Pero no porque se hayan convertido en algo que no me gusta. No es eso. Siguen siendo un conjunto de músicos extraordinarios, que además han evolucionado enormemente.
Sobre su último disco, “En mi hambre mando yo” no tengo malas palabras. He revivido las sensaciones antes descritas, pero a pesar de ello he escuchado el cd una y otra vez. Durante muchos días seguidos. Una y otra vez. Y todavía no he conseguido, ni quiero, dejar de escucharlo. Es otra de las cosas que me han pasado con los tres últimos discos de Marea. No me han convencido de entrada, pero he sido incapaz de dejar de escucharlos, y me han acabado enganchando sin remedio.
La diferencia es que los tres primeros me engancharon al instante, mientras que los tres últimos han necesitado de varias escuchas. Pero igualmente me parece un disco muy bueno, con un gran sonido, que cuenta, sobre todo, con cuatro temas que me tienen encandilado: “El día que lluevan pianos”, “Canaleros”, “Plomo en los bolsillos” y “Pedimento”.
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