El ‘lockout’ no se resuelve y supondrá la suspensión de las dos primeras jornadas de liga además de grandes pérdidas
David Stern VS Dereck Fisher |
El comisionado de la NBA, David Stern, anunció hace unos días que las dos primeras jornadas de la liga estadounidense no se disputarían como estaba previsto en el calendario oficial y, por tanto, serían cancelados los partidos programados hasta el 14 de noviembre. Tras muchas reuniones de largas horas de duración entre el sindicato de jugadores y la patronal, todavía no se ha llegado a ningún acuerdo para acabar con el “lockout”. Por tanto, se hace imposible disputar los 82 partidos de temporada regular, y la posibilidad de que la liga no empiece hasta enero es cada vez más factible. La última reunión duró más de 16 horas y, a pesar de ello, no supuso ningún avance significativo. Así lo resumía Chris Paul en su twitter: "PROMETO que lo estamos intentando", consciente de la incredulidad de todos los aficionados, incapaces de entender que tantísimas horas de negociación no sirvan para nada.
Según declaró Stern: “Ambas partes están muy separadas en casi todos los asuntos claves”. Los dueños de los equipos demandan que el reparto de los ingresos pase a ser del 50%, mientras que en el anterior convenio, los jugadores recibían el 57% de las ganancias. Además demandan que se establezca un tope salarial rígido para los jugadores. El vicecomisionado de la NBA, Adam Silver, fue más claro y expresó que no habrá acuerdo mientras no se garantice una compensación justa para los jugadores y una liga en que los 30 equipos gocen de las mismas posibilidades competitivas.
Por su parte, los jugadores, encabezados por el base de Los Angeles Lakers, Dereck Fisher, rechazan percibir el 50% de los ingresos generados y se niegan a que sea retocado el tope salarial, así como los contratos garantizados y de larga duración. Fisher fue contundente: “No elegimos estar en esta situación. No alcanzamos un punto en el que se pudiese dar un acuerdo justo con la NBA”.
El principal problema que genera esta situación es que con la ausencia de competición la pérdida de ingresos será sustancial para todas las partes, con lo que el “lockout” no deja de ser un perjuicio tanto para los dueños como para los jugadores. De hecho, la mejor liga de baloncesto del mundo corre el riesgo de perder todos los avances logrados en la última temporada en lo que se refiere a los ingresos televisivos. También se trata de una mala noticia para los aficionados, además de serlo para los trabajadores que dependen de los siete meses que dura la competición.
David Stern, perplejo y aparentemente preocupado por la situación, aseguró que no le importa que su reputación pueda verse afectada, sino que su único objetivo en estos momentos es conseguir el acuerdo que los equipos necesitan. Tras una de las dilatadas reuniones confesó: “Nunca pensé que podríamos llegar a la situación de 1998-99”. Por aquel entonces también se produjo un cierre patronal, y la problemática propició que la competición no se iniciase hasta principios del mes de enero, quedando reducida a tan solo 50 partidos.
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