Hace unos días asistí en la librería Excellence de Barcelona a la puesta de largo del libro de Víctor Malo,Iniesta, el genio discreto. Hizo de introductor de embajadores Lluís Regàs, colega, al igual que Víctor, de esta casa, y contó con un padrino especial, por no escribir singular, como es el expresidente del FC Barcelona Joan Gaspart. El acto resultó magnífico y la presentación entrañable. Por el ambiente que se respiraba en la sala. Por las personas que asistieron. Por las intervenciones de los ponentes. Por las cuestiones planteadas por los invitados. De diez.
Del libro no puedo añadir nada porque no lo he leído; lo haré en breve. Gaspart estuvo soberbio. Gaspart es todo un personaje. Cuando se quita la capa de Supermán del Barça resulta un tipo cercano, afable, afectuoso, acogedor, cariñoso. Es, posiblemente, el peor presidente de la historia del FC Barcelona––él mismo lo reconoce, en un rasgo de sinceridad que le honra––, lo que tendría que estar registrado en el Récord Guinness, porque de los treinta y nueve presidentes que ha tenido el Barça en su historia, más de uno resultó ser un verdadero desastre. Y si bien como mandamás del Barça se mostró como una auténtica calamidad, de lo que no hay duda es que ha sido uno de los culés que más han contribuido al engrandecimiento del club azulgrana en los últimos veinte años. Vaya lo uno por lo otro. Sus memorias, si algún día se decide a escribirlas, batirán récords de venta. Impagables.
Entre las perlas de Joan Gaspart en la presentación del libro de Víctor Malo, una pregunta y un ruego, más que una petición, me llamaron poderosamente la atención; y viniendo de quien viene, distan mucho de ser, o parecer, inocentes. Se preguntó Gaspart porqué un jugador del Barça como Víctor Valdés había decidido marcharse cuando el club quiere que se quede; y luego, dirigiéndose a la directiva azulgrana, le pidió a Sandro Rosell que si quería hacerle un buen regalo a los socios culés, renovara a Andrés Iniesta antes de Navidad. Víctor, el autor, presto al quite, aseguró que la continuidad del centrocampista está prácticamente asegurada y, por tanto, no seré yo quien diga lo contrario. Si lo ha dicho Víctor Malo, así será. Pero a mí, el asunto, me plantea muy serias dudas. Diré por qué.
El punto de fricción es económico. El contrato de Iniesta, a diferencia de otros compañeros de la plantilla, no se ha tocado desde 2009 y hacerlo ahora, con las pretensiones del jugador, se antoja peliagudo. Por la economía del FC Barcelona y por las expectativas de futuro del de Fuentealbilla. Su papel en el actual Barça ya no es tan determinante como antaño. De hecho, con Tata Martino en el banquillo del Camp Nou, ha dejado de ser titularísimo y no precisamente por las rotaciones del argentino. La temporada pasada resultó agotadora para la plantilla barcelonista y la Copa Confederaciones no contribuyó a que Iniesta se recuperara físicamente. No creo que haga falta recordar que Andrés no es un prodigio de fortaleza física que digamos. Si además no juega habitualmente... Pero aún y así, podría ser un fijo en cualquier alineación de no haber aparecido dos factores nuevos: Cesc Fàbregas, que ha mejorado sus prestaciones respecto al ejercicio anterior ––fue el jugador más decisivo en los dos partidos de la Supercopa contra el Atlético de Madrid––, y Neymar.
En las últimas temporadas Iniesta ha intercalado la posición de extremo izquierda con libertad absoluta para desplegar su juego, con la de interior, acompañando en la medular a Busquets y Xavi. La llegada del brasileño ––del que Josep Maria Minguella aventuró en su día que sería un segundo Robinho––, hace que la posición de extremo ya esté cubierta, y Cesc le cierra el paso en la de interior. Iniesta podría jugar, sí, en las demás posiciones pero, al ser diestro, no son las que más partido se puede sacar de él. Si a eso unimos la presencia de Messi, Neymar, Alexis, Tello, Xavi, Busquets y el citado Cesc, hace que el papel de Iniesta quede relegado a un segundo plano. Si, además, tenemos presente que el próximo mayo cumplirá treinta años, cerrar un contrato súper millonario que, posiblemente, debió renegociar hace dos o tres años atrás, se antoja harto difícil. Aunque, insisto, no será este pecador quien afirme que Iniesta no renovará por el Barça. Víctor Malo, biógrafo del héroe de Soccer City, ha dicho que sí. Y si lo dice Víctor, para mí, va a misa.
Coda:
Joan Gaspart: “En mis tiempos de directivo, habitualmente solíamos mantener reuniones con los jugadores de la Masia; cenábamos con ellos y aprovechábamos para impartirles una charla. Un día me llamó el director de la Masia después de uno de aquellos encuentros para preguntarme intrigado sobre qué les había dicho a los chicos la noche anterior que estuve allí, porque ninguno de ellos, me dijo, había dormido. ¿Sabéis de qué les hablé? ¡Les hablé del Infierno!” (Librería Excellence. Presentación del libro de Víctor Malo, Iniesta, el genio discreto. Barcelona. 27-11-2013)
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